lunes, 6 de agosto de 2007

¿Qué es lo peor que te puede pasar al abrir un blog?

Que no estés seguro de cómo se va a llamar. O que no estés seguro de que querés abrirlo y lo hagas por el extraño impulso de no quedarte afuera. Este es el décimo intento de bitácora que armo. Los anteriores quedaron atrás. Quedaron en nada. La búsqueda de nombres me cansó. Pero cuando ponés la cabeza en algo, al final sale. Ahora creo que llegué al nombre que quería, pero no sé cuánto durará: dependerá de mi ánimo, de mis tiempos y de saber que lo que hago, es lo que quiero.

No hay comentarios: