¿Qué están haciendo con Buenos Aires? Nos estamos ahogando. Nos tapa el humo, no se puede respirar. El humo está adentro de mi casa, se cuela entre los burletes. ¿Qué están quemando? ¿Quiénes son? ¿Los yanquis? ¿La Pando? ¿Los del campo? ¿Son los nazis con la cámara de gas? Además, con este tufo nos están volviendo locos. Hoy fui a sacar el registro y en esa charla que te dan, uno dijo que así no se puede manejar, que el humo esto y el humo lo otro. Y ayer era la nieve, anteayer el granizo y todos los días es la niebla. Lo del humo es nuevo. Yo intenté decir algo así como que siempre ponemos una excusa para manejar mal, que somos unos hipócritas, pero me interrumpió un señor que aconsejó no ponerse el cinturón de seguridad. A la mujer que daba la charla casi le agarra un infarto al toque. Y el tipo siguió: “Al doctor Alfonsín lo salvó no tener puesto el cinturón, y yo le digo a todos que en la provincia no hay que ponerse el cinturón porque te relojean que no sos de la zona y te afanan”. Ahora a los chorros le cargan los accidentes de tránsito, esto es una locura.
A esa altura ya lo del humo ni asombraba pero uno podía ver cómo todas esas personas eran muy buenitas, respetaban todos los semáforos y llevaban a cabo cada una de las recomendaciones que se hacían en la charla. “Este país es una vergüenza, señora, no se respetan las leyes, señora, cualquiera hace lo que quiere, ese es el problema”, dijo una mujer de lentes oscuros, indignada. Indignadísima: “Mire lo que le hacen a Patti”. Yo ahí mismo me dije: “No fallan, loco, los fachos siempre la cuelan”. Pero la señora siguió enloquecida y así como dijo lo de Patti, también tuvo graves denuncias contra la Policía: “Son unos corruptos, unos corruptos que no controlan nada y se la pasan cobrando coimas”.”Basta”, la frenó una chica que se sentaba a mi lado y que, pude observar, hacía dibujos extraños en una especie de diario íntimo. “Basta, ¿podemos ver el video?”, insistió aunque ni le importaba el video ni nada porque seguía con los dibujitos. Por fin, cuando mi molicie había llegado a un límite, la charla terminó. Afuera el humo empezaba a sentirse como una niebla espesa. En la radio contaban que Patti quedaba libre. “Hijo de puta, por lo menos vas a tener que respirar este humo de mierda”, pensé. Y me acordé de la señora de los anteojos que tan feliz se habrá puesto.
La imagen es de Mirada Celular, el blog que estrenó hace poco Pablo Altclas en Perfil. Aprovecho para recomendarlo.
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