Tocó la puerta de
un gran compañero. Y ahora tengo un sabor horrible en la boca y no es por los restos del agua saborizada ni por el cigarrillo, que no me larga, terco como siempre. ¿Será acaso el sabor de la derrota? ¿Este gusto tan incierto es la derrota? ¿O será la espera de que ese cartero llame alguna vez a esta puerta?
3 comentarios:
El cartero llega cuando menos lo esperás, master. Así que esperalo que por ahí no llega. Y, si no, pedile una asamblea a Schofrin, capaz que la hace al toque. Por ahí tenés suerte, como justo lo proscribieron en la utpba...
Te comprendo enteramente. Todo mi apoyo.
Pablo
por donde pasas, vivis rompiendo las pelotas y rascandote. En infobae y en perfil fuiste un caso de estudio, nunca nadie hizo menos. si te rajan jodete
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