En las elecciones que pasaron, la oposición cosechó, según me dijeron, un 13%. Está bien, es un golpe para un aparato que venía de llevárselas de arriba siempre. Pero no alcanza para echarlos a patadas. Porque si ellos no sacan a los matones, si ellos son los que los guardan porque no los van a “entregar a la cana”, si ellos son los que festejan una victoria cuando deberían pagar el costo de una brutal agresión, entonces de una vez por todas hay que poner de patitas en la calle.
domingo, 30 de septiembre de 2007
Progres, copados y matones
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Gracias
Podría descargar bronca en estas líneas, pero no vale la pena. Creo que ni la bronca se merecen algunos personajes. Descifrar una derrota no es nada fácil, mucho menos a minutos de concretada, cuando la hinchazón todavía no bajó. Lo que surge, amigos, es el agradecimiento y el orgullo. Por empezar, me vienen a la mente mis compañeros, los de adentro y los de afuera. Sentirse acompañado es una sensación de plenitud. Nunca estuve solo abajo. Nunca estuve solo en ningún lado. Porque, al fin y al cabo, hasta el final lo escribimos entre todos. No puedo dejar de emocionarme con mis compañeros de la punto com. Ellos lo dieron todo. Como el resto, porque en realidad cada uno forma un todo de solidaridad. ¿Qué son acaso esas lágrimas de algunos que apenas me conocen? Este grupo de trabajadores enfrentó adversidades en todos los planos: un grupo de carneros, un sindicato matón, una empresa carnicera y un funcionario que parecía salido de la pluma de Kafka. Así y todo, se mantuvo hasta donde pudo, hasta donde dio. Así debe ser. Me quedo con ese cariño, con esa solidaridad, que no es tan quebrantable como algunos quieren pensar. Porque ahora hay que seguir.
A los que estuvieron, a los que llamaron, a los que escribieron, a los que se preocuparon, a los que preguntaron; a los que reflexionaron, a los que me abrazaron, a los que sonrieron, a los que gritaron; a los que se enojaron, a los que putearon, a los que tiraron huevos, a los que publicaron.
A todos ellos.
Gracias.
sábado, 15 de septiembre de 2007
Torniyo
Así empezamos a hablar sobre periodismo, medios, política, música y cualquier cosa que nos interesara, como aquella nota sobre el Parque Roca a la que tanta pasión le puso. Después vinieron esos sábados donde a pesar de la hora siempre daba para reírse y abundar en diálogos con adverbios terminados en mente como a él le gusta. "Malamente", suele repetir Tomás. Le pusimos huevo a cada nota aquellos sábados que cada tanto extrañamos.
Tomas es padre de frases como "la jornada ya dio todo lo que podía dar" para los momentos en que la abulia manda, "ola de links" para cuando advierte que cita distintas páginas, y "estoy ennegritando" o "es inminente", para bajar los decíbeles si lo apuramos con alguna nota. Otra de sus creaciones es "dalmassear", algo que hace con frecuencia gracias a un párrafo que se repite en cada nota y que no voy a reproducir acá porque algunas cosas son nuestras. De hecho, el término "perejilazo" fue primero de Tomás, desde Río Cuarto.
El día en que me despidieron, el abrazo con Tomás fue doble. Todavía era de noche y creo que no necesitamos decirnos nada. Sólo el abrazo. Hay lazos entre compañeros que no necesitan explicación.
Nadie podía enojarse con Tomás. Y casi que uno puede decir que Tomás no podía enojarse con nadie, pero no por uno sino por él, por su propia capacidad de ser un tipo simpático además de respetuoso. Yo creo que ahí nace la ignorancia de los matones. Justo a Tomás. Lo pensaba mientras miraba la pintada en la puerta del sindicato: "Giles". Matones y giles. Tiene que ver con algo del género humano que logra abarcar a personas como Tomás y a seres despreciables como esas lacras de la Utpba. Justo a Tomás, con lo que significa para algunos de nosotros. Estúpidos hijos de puta. Y ahora que Tomás esté bien. Que la paguen es un compromiso de sus compañeros.

Comunicado de la Asamblea de Trabajadores de Perfil, acá
martes, 11 de septiembre de 2007
Se me cayeron las dos torres encima
domingo, 9 de septiembre de 2007
Cromañón bajo tierra
Hipercrítica a Hipercrítico (III)
Terranova hace preguntas cuando escribe. Me gusta que se pregunte, un hipercrítico debe preguntarse:"¿Las editoriales tienen influencia en la opinión sobre los libros? ¿Es el mercado de la reseña literaria ámbito del crimen, o más bien una zona irrelevante de los medios ?" También resuelve conflictos personales en otras columnas e intenta hacer justicia por su generación 00 (¿Generación de qué? ¿Mi generación? ¿Nuestra generación?). Son detalles. Está bien elegido el hombre, lástima sus contricantes, en alguna ocasión faltos de cierta formación intelectual. "Agarratela con alguien de tu edad, Terranova"·, se dice en el barrio. Me gustaría que se meta con el periodismo hecho y derecho. Toma los suplementos, está bien, pero los críticos de libros... ¿quiénes son los críticos de libros? ¿Tienen predilección por alguna editorial? ¿Hacen amiguismo cuando reseñan? ¿Quiénes lo hacen? Nombres, por favor. Si son mentirosos, que se sepan. Crítica a una crítica, por ejemplo, ¿no estaría bueno?. Una contracrítica. O una contrahipercrítica. ¿Cuál sería la pregunta, Terranova?
Ahora me doy cuenta que no escribí de Cicco. De Cicco sólo vamos a decir que como asesino serial deja demasiadas huellas. Lo encontrarían al segundo asesinato. O en el primero. No me interesa que critique a Pepe Eliaschev por sus cenas de fin de año ni por su flequillo. Tampoco me interesa que mezcle a Diego Fucks con Nino Dolce, personajes notoriamente diferentes. Ni siquiera que simplique a un personaje como Chiche Gelblung, que tiene lados más cuestionables que las curiosidades que frecuenta su mente. Parece, Cicco, una síntesis del posmodernismo, sin ideologías ni nada que se le parezca. Hagamos reir y nada más. Lo de Nik estuvo bien, es cierto. Igual, a Cicco lo prefiero como actor porno.
Algunas preguntas finales sobre Hipercrítico. ¿Por qué Julián Gallo dejó de escribir y la sección Medios está casi desierta? Hubiera sido buena una aclaración. ¿Por qué se dejó el blog de discusión? Había empezado bien aunque de algún modo el "Abierto al público" lo sucedió. ¿Cómo se llegó a cometer el error de inaugurar una sección llamada "Cinco preguntas incómodas" para luego titularla "¿Me permite una pregunta?" que sería todo lo contrario a incomodar? Que un periodista tenga que preguntar primero "¿Me permite una pregunta?" me sabe a sumiso más que a hipercrítico.
Hipercrítico es una buena intención, con integrantes interesantes pero a los que se les nota limitaciones a la hora de dar nombres, de ejemplificar, de ser claros en la crítica. Aún con estos defectos, se trata de un espacio interesante y sin muchos antecedentes para revisar los recovecos de la prensa.
viernes, 7 de septiembre de 2007
Hay que salir al sol
Clark largó la polémica en su blog acerca de lo impreciso que resulta decir que la generación de periodistas del 60/70 es mejor que la actual. No tengo claro esa distinción porque en los 70 hacían Noticias y El Mundo pero también hacían Cabildo, así que entonces hay que encuadrar la cuestión en los jóvenes militantes. Y ahora también hay militantes periodistas, el tema es que son menos y la situación política demasiado distinta. Pero es largo de discutir. La cosa es que en los comentarios todo venía bien hasta que apareció uno y dijo:“La vida es de escritorio. Gran parte de las cosas que antes pasaban por la calle ahora pasan por la televisón y por Internet. ¿Dónde va a poner el ojo el periodista sino allí? Si se puede encontrar algo en Google, ¿qué pretenden, que los periodistas vayan a hacer cola a una hemeroteca?"
Ahí está el problema. Un tipo, que probablemente es periodista, cree que la vida es de escritorio entonces se pregunta para qué va a ir a una hemeroteca. Está tan fuera del eje, además, que ni cae en la cuenta de que en una hemeroteca no va a encontrar una noticia sino diarios viejos. "¡Salgan al sol idiotas!", les gritó Samurai, pero creo que a esta altura, si salen al sol, va a ser para tuitiar.
Los periodistas dejaron la calle. Y la culpa no es más que de los medios y de algunos que así la ven más fácil. Hacen un par de llamadas, buscan datos en el Google y lo cuentan en el tuiter con 140 caracteres, que para qué más. Internet no es la responsable porque está bien usar todas las herramientas, pero no se puede dejar de lado el contacto con las personas de carne y hueso. La vida, amigos, está afuera de Second Life. Por suerte no es una cuestión de una generación sino de un grupo de tipos que creen ser los vivos del barrio. Hay muchos que todavía van a contar la realidad al lugar donde sucede. Y otros hacen lo que pueden.(Igual, esto de que son los más vivos del barrio es bastante sospechoso porque desde que tengo tuiter no veo a nadie que escriba cosas como "desnudando a mi novia", "cogiendo en el sofá " o "haciéndome la paja con el video de Chachi Telesco". Así que muy bien no la pasan)
jueves, 6 de septiembre de 2007
Modernos
El rap del Fuerte Apache
Sebastián Hacher escribe en la última THC sobre F.A., una banda de rap que vive en los bloques. El relato de Hacher transmite cada latido del Fuerte y la transparencia de los integrantes del grupo le da frescura a una historia tan cruda como la que viven muchos de los pibes del Conurbano. Como dice el cronista, “son los hijos no reconocidos de la convertibilidad, los que dieron origen a la cultura de los ‘pibes chorros’, la de conseguir por la fuerza los pequeños lujos que el ‘uno a uno’ había reservado para las clases medias y altas. También, claro, fue la generación que más sangre aportó a las estadísticas del gatillo facil”.
Hacher vivió en Ciudadela hasta los 18 años. Quizá por eso -y a pesar de las varias cuadras de diferencia- sentí cierta identificación. Hacher sabe de lo que escribe y toma posición en el relato desde el momento en que mete los pies en el barro y aclara cuáles son sus orígenes. No es un observador neutral. No es un periodista que entra al Fuerte, hace la notita y se va. Él camina junto a los pibes. Pero tampoco la caretea: “Llegué a destino y estoy solo en una calle interna del barrio. Es un mediodía con silencio de madrugada. Me siento un pez fuera del agua, perdido y frágil en esta mole de cemento”. No conozco en persona a Sebastián pero cuando leo sus textos o miro sus fotos siento que el periodismo es eso: contar desde adentro. Ser parte. Tomar partido.
Y mientras escribo esto pienso que algunos quieren escribir la historia en 140 caracteres y esperar a que las noticias lleguen por RSS. Si así fuera, de cuánto nos perderíamos de contar y cuánto nos perderíamos de saber.
Más información sobre F.A. acá
Fotos de Sebastián Hachermiércoles, 5 de septiembre de 2007
Respuesta de Pablo Llonto a Hipercrítica a Hipercrítico (I)
La sombra de la sombra no existe; la muerte de la muerte sí, o apenas, en un libro de Saramago. Tu hipercrítica de Hipercrítico en cambio tiende a convertirse en infinita ya que ahora viene la Hipercrítica de la hipercrítica de Hipercrítico. Por lo tanto, fenece una vez más el principio franquista de "no hacer periodismo de periodistas". Felicitaciones.Debo advertirte que en próximas ediciones, el anarco-marxismo-periodismo tendrá una identidad más generosa y alejada de las nubes. ¿Periodismo surrealista tal vez? ¿Es eso lo que pretendo? Ay desgracia la mía...toda la santa vida recibiendo cascotazos al grito de "basta de pegarle al grupo Clarín" y un día de 2007 alguien grita ¿por qué no le pegás un poco más a Olé, del grupo Clarín? Prometo dedicarle un domingo al turbio periódico naranja y verde.
Pablo Llonto
PD : Trescientos caracteres para contestarte es casi una ley de censura. A ver si ensanchás la carretera y el derecho a réplica.
(Pablo quiso meter un comentario y no le alcanzó el espacio. Al final lo mandó por correo a la dirección que figura en el perfil de este blog y a la que puede escribir cualquiera de los aludidos en la crítica.)
Hipercrítica a Hipercrítico (I)
Hipercrítica a Hipercrítico (II)
Comentarios
martes, 4 de septiembre de 2007
Hipercrítica a Hipercrítico (II)
Bazan presentó cartas credenciales seductoras: “El periodismo de periodistas es el único reaseguro que nos queda para mirarnos los unos a los otros. Si la manguera de mi colega bombero está tirando agua podrida no hay nada que me obligue a callar. El agua podrida es agua podrida, así la esté usando un bombero o un periodista”. Buena metáfora la de Bazan. Pero no nos quedemos con esto. En la primera columna sobre Tinelli, tira algunos nombres y dijimos que de nombres es de lo que estamos sedientos. Eso, sin contar con que trabaja en el canal que tiene a Tinelli como principal figura. Cuando se mete con Aptra se la juega, sobre todo en estas líneas: "Se privatizan los canales, se revientan las condiciones de trabajo de quienes están en los canales, se imponen formas de producción nocivas, se fomenta la estupidez con una eficacia desconcertante y Aptra no dice nada. Aptra entrega el premio, cobra y todos felices". Osvaldo trabaja en Canal 13, un canal privatizado, no cualquiera se manda una reivindicación de ese tipo en esas condiciones. Pero hasta acá faltaron nombres, más nombres. Si el público, en general, ve a Luis Ventura por televisión como uno de los principales periodistas del espectáculo no sería interesante saber quién es y por qué es capaz de jactarse de que convierte chicas en estrellas. ¿Por qué el periodismo de espectáculos se confunde con el chimento, la nota barata (o cara) y amarillista? Bazan esto podría explicarlo sin problemas. Es difícil dar nombres, se entiende, pero de qué otra manera se convierte uno en hipercrítico. Así y todo, la nota Cómo entrevistar estrellas de Hollywood deja una idea interesante acerca de cómo manipulan las grandes productoras. “Criticar a los medios no es una posibilidad, es casi un deber del periodismo”, sentenció Noriega al arrancar Hipercrítico. Un concepto clarísimo, pero todavía estamos esperando que se la agarre con los medios. Sí, lo hizo con Sirvén, también con los periodistas que buscan argentinos en cada tragedia -aunque nada tenía que ver con el cine- y con José Pablo Feimann y Cristina Mucci. Pero, como ya dijimos, son hipercríticos, no perdonen una. Porque hasta aquí da la impresión de que están yendo para otro lado, que cada uno comenta sobre espectáculos, política, deportes o cine, pero no sobre el periodismo de espectáculos (¿espectacular?), deportivo o político. Noriega es un tipo que sabe mucho de cine. Viene de una revista que puede ser considerada elitista pero que tiene un indiscutido prestigio. Sin embargo es un personaje que supo encontrar un lugar en un panel heterogeneo como el de Duro de Domar. Con esto intento decir que Noriega es un intelectual pero que puede hablarle al televidente o escribirle al lector desde un lenguaje llano. Lo hace, de hecho. Por eso, podría sacarle mucho más el jugo a su mirada. Ni siquiera tiene ataduras con los medios tradicionales, salvo su relación con Canal 13 que es tercerizada, o con La Red, en el programa de Majul. No hay necesidad (más allá de la de Noriega) de hablar del pochoclo. ¿Es hipercrítico con la prensa o con el espectador? Noriega tiene mucho más para contar que hacer la crónica del crunch crunch de dos chicos que habrán visto esos baldes de palomitas de maíz en otras tantas películas norteamericanas. La distancia entre esa columna y la que escribió sobre Michael Moore y su pelea con Wolf Blitzer está a la vista.
Mañana, si Arnet quiere, la tercera y última parte.





